Té con leche

La cuestión del «té con leche» genera una gran controversia: muchos aficionados al té juran tomar el té siempre solo, es decir, sin añadir leche ni nata. Por el contrario, otros —y no solo ingleses— prefieren añadir algo de leche, sobre todo al té negro, a pesar de que aparentemente contrarreste el efecto potencialmente beneficioso de algunos de sus componentes.

En nuestra opinión, cada persona debería tomar el té como más le guste. Con leche, con nata, con azúcar o edulcorante, con un chorrito de zumo de limón o simplemente puro. No obstante, o precisamente por ello, hemos dedicado este artículo a este tema tan controvertido del té con leche, entrando en aspectos históricos y gustativos y aportando consejos sobre qué clases de té resultan adecuadas y cuáles no lo son tanto.